Josep Mª Fernández Comas, director de Derecho Práctico, ha ofrecido su punto de vista sobre las herramientas de investigación legal en una tribuna bajo el título: «¿El fin de las bases de datos jurídicas tradicionales?«
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Como ves, hemos puesto entre signos de interrogación el título «El fin de las bases de datos jurídicas tradicionales«. Sería muy temerario no hacerlo porque, entre otros factores, la base de datos de jurisprudencia más usada en nuestro país es pública: el CENDOJ, el Centro de Documentación Judicial, órgano técnico del Consejo General del Poder Judicial que se encarga de la publicación oficial de la jurisprudencia. ¿Qué tiene esta herramienta que la hace tan atractiva? Lo sabes muy bien: es gratuita. Y también conviene añadir en su favor que los datos que contiene son muchos y fiables (es la fuente de la que beben las bases de datos privadas que conoces).
Pero, en el otro lado de esa moneda, tenemos que decir que esta herramienta adolece de la falta de una serie de funcionalidades que, si eres usuario de CENDOJ, seguro que echas de menos, como son, por ejemplo, doctrina administrativa, jurisprudencia del TC, formularios y contratos, contenidos interrelacionados (existen enlaces al BOE y viceversa, pero muy rudimentarios), posibilidad de editar documentos… funcionalidades y contenidos que, en mayor o menor medida, sí aparecen en las bases de datos privadas.
Lo cierto es que desde hace unos años las herramientas de investigación legal (que eso es lo que son las bases de datos jurídicas) de las empresas Legaltech están invirtiendo muchos recursos en evolucionar sus soluciones para que sean mucho más que un simple repositorio de documentos para convertirse en plataformas de gestión del conocimiento. Unas más que otras, han sabido adaptarse a los hábitos de búsquedas y los criterios empleados en las mismas por los profesionales jurídicos. Pero, sobre todo, ofreciendo una experiencia de usuario y unos niveles de usabilidad cada vez más acentuados.
Nos parece muy curioso cómo algunas de estas empresas han invertido en innovación diseñando soluciones de analítica jurisprudencial estadística y predictiva, que en general tienen más de estadística que de predictiva. Pongamos nombres. Jurimetría, de La Ley, consta de 6 módulos interconectados, cada uno con una finalidad y que aportan una perspectiva completa: Jurimetría del Caso, del Abogado, del Magistrado, de la Empresa, del Tribunal y del Organismo Público. Con vLex Analytics puedes tener estimaciones de plazos y probabilidades de éxito en virtud tanto del juzgado y de los recursos como de los asuntos, que abarcaría predicción de pensiones compensatorias y sobre penas según el tipo penal. Tirant Analytics proporciona una representación gráfica e interactiva de datos, que se ofrece a partir de dos herramientas: Análisis Estratégico y Análisis Estadístico. Nos da la impresión de que estas sofisticadas soluciones, obviamente muy enfocadas a lo procesal, han derivado en valiosos complementos de sus bases de datos generalistas: sospechamos, aunque no tenemos datos, que el mercado no ha acogido de forma masiva a estas herramientas para su contratación individual. Lefebvre, por su parte, ha elegido la vía de invertir en su motor de búsqueda empleando una red semántica legal, con el apoyo de un asistente virtual como Sibila o integraciones de alto valor añadido y vinculadas a la gestión del conocimiento como la que ha creado con Lexsoft.
Pero abandonemos por un momento a esas Legaltech que también son conocidas como editoriales jurídicas (qué poca justicia hace esa denominación ante el bestial trabajo que hacen estas compañías alrededor de la tecnología y la innovación) para poner el foco en proyectos muy relevantes que llevan a cabo compañías tan diversas del ecosistema legaltech como PwC Spain y Atlante. Ambas han creado herramientas internas que, a través de inteligencia artificial, convierten su propio ‘Big Data Judicial’ en valiosa información para tomar las mejores decisiones.
En el caso de PWC, Litigation Tool nos sorprendió muy favorablemente en el reciente NewLaw Summit organizado por la Big Four. Por su lado, Atlante, Legaltech experta en servicios legales de recuperación de deuda, ha creado Legal Insights, con el objetivo puesto en la necesidad de informar de las estrategias de litigación que tienen las compañías del sector de la gestión del crédito, las cuales pueden saber cuáles son más eficaces para adaptar las acciones futuras y prever con más precisión su eficacia a la hora de invertir en carteras NPL.
Pero, volviendo al título, tenemos que decirte que lo hemos elegido porque lo que se avecina con la IA generativa va a ser brutal. Para lo bueno y para lo malo. Si nos centramos en lo que es la información jurídica, tanto en su generación como en su consulta, su impacto va a ser determinante, y creemos que todavía es pronto para calibrar hasta qué punto. Y no nos referimos al uso que puedas estar haciendo en estos días de ChatGPT, sino al aterrizaje de esta tecnología implementándose en diversas áreas del Legaltech, y en el caso de que hablamos, en las herramientas de investigación legal. Es cierto que sus defectos son notables: no identifican las fuentes, no parece muy diligente al ‘leer’ datos numéricos (muy presentes y fundamentales en la documentación jurídica), no distingue entre información correcta y falsa, su capacidad de actualización es deficiente y en materias muy especializadas su eficacia se reduce notablemente. Pero lo que nos parece muy significativo es lo que ha conseguido en tan poco tiempo, lo que nos permite augurar lo que puede ocurrir a medio plazo. Sin duda, será algo que va a cambiar las reglas del juego, y que nos va a motivar a escribir otro artículo que lleve por título «El fin de los servicios legales tradicionales«. Y sí, esta vez, sin signos de interrogación.
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