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septiembre 2025

Alicia Velasco Más, Procuradora de los Tribunales en Zelsior, en Economist & Jurist: «Recobro de deudas 2.0: La era de las Legaltech»

Alicia Velasco Más, Procuradora de los Tribunales en Zelsior, en Economist & Jurist: «Recobro de deudas 2.0: La era de las Legaltech» 150 150 Zelsior

El pasado 3 de septiembre, Alicia Velasco Más, Procuradora de los Tribunales en Zelsior, ofreció una tribuna de opinión para Economist & Jurist sobre la optimización de los procesos de recuperación de deuda a través de las herramientas desarrolladas por las Legaltech.

Alicia Velasco Más, Procuradora de los Tribunales en Zelsior

En la actualidad, asistimos a un desarrollo constante de herramientas innovadoras impulsadas por las LegalTech. Estas empresas tecnológicas están impulsando herramientas innovadoras que prometen optimizar y agilizar los procesos, ofreciendo soluciones con las que se busca no solo aumentar la eficiencia, sino también otorgar mayor satisfacción tanto a los clientes como a los trabajadores. En este sentido, el sector de recuperación de deuda ha experimentado una transformación muy significativa. Sin embargo, como ocurre con cualquier avance tecnológico, existen tanto ventajas como desventajas que deben ser consideradas.

La tecnología legal está preparada para modernizar y optimizar los servicios jurídicos, especialmente en el ámbito del recobro. Gracias a estas herramientas, las empresas pueden automatizar, agilizar y mejorar cada etapa del proceso, desde la identificación de deudores hasta la negociación y el cobro. Además, estas soluciones contribuyen a reducir los costes operativos, permitiendo una gestión más eficiente y rentable.

Antes, las herramientas utilizadas en el proceso de recuperación de deuda eran de carácter manual, como la realización de llamadas telefónicas o el envío de cartas físicas. Sin embargo, con la irrupción de tecnologías más avanzadas, herramientas como los sistemas de gestión de casos o los algoritmos de inteligencia artificial, las empresas de recobro pueden manejar grandes volúmenes de datos y casos con mayor precisión y rapidez.

Por ejemplo, la automatización de la generación de documentos legales y la programación de recordatorios de pago ha reducido significativamente el tiempo y los recursos necesarios para gestionar cada caso. Ahora existen plataformas que permiten integrar diversas funciones, envían notificaciones automáticas, recordatorios y, en muchos casos, permiten realizar pagos en línea. Mediante la marcación por franjas horarias, las empresas pueden optimizar el momento de contacto con los deudores, logrando así aumentar las tasas de recuperación y reducir los tiempos de cobro. Estas plataformas permiten a los agentes de recobro manejar múltiples casos simultáneamente, mejorando la eficiencia y reduciendo los costes operativos.

Otra funcionalidad destacada es el análisis predictivo. A través del análisis de datos, estas plataformas analizan patrones de pago y, permiten predecir comportamientos futuros de los deudores, ayudando a priorizar expedientes y diseñar estrategias más eficaces.

Entre las innovaciones más destacadas en este campo se encuentran los callbots y chatbots, herramientas impulsadas por inteligencia artificial que están revolucionando la gestión del recobro. Los callbots tienen la ventaja de estar siempre disponibles, ofreciendo atención inmediata y capacidad para atender un número ilimitado de personas en distintos idiomas. Son sistemas que realizan llamadas telefónicas automatizadas y que permiten comunicarse con los deudores, ofrecer información o recordar pagos pendientes.

Por otro lado, los chatbots o asistentes virtuales son programas diseñados para mantener conversaciones automatizadas con usuarios a través de plataformas de mensajería, páginas web o aplicaciones. Utilizan inteligencia artificial para entender y responder a las consultas, facilitando una atención rápida y eficiente en todo momento y consiguiendo que los deudores reciban información clara sobre el estado de la deuda, lo que contribuye a generar una relación más transparente y positiva.

El uso de estas tecnologías ofrece beneficios considerables para las empresas. Estos sistemas no sólo mejoran la experiencia del deudor, sino que destacan por dotar de una mayor eficiencia operativa en los procesos, ya que liberan al personal de tareas rutinarias, permitiendo que los agentes se enfoquen en casos más complejos o en negociaciones personalizadas.

Otra ventaja importante es la reducción de costes. Al automatizar tareas repetitivas y optimizar la gestión de casos, las empresas de recobro pueden reducir sus gastos operativos, lo que se traduce en mayores márgenes de beneficio, además de la mejora en la tasa de recuperación de deuda que aumenta los ingresos.

No obstante, el uso de estas herramientas también presenta algunos desafíos. Uno de los principales es la dependencia de la tecnología. Las empresas de recobro que adoptan estas herramientas deben invertir en infraestructura tecnológica y capacitación de su personal, lo que puede representar un coste inicial significativo.

Otro desafío es la privacidad y seguridad de los datos. Las herramientas LegalTech manejan grandes volúmenes de información sensible, lo que las convierte en un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes. Las empresas deben implementar medidas de seguridad robustas para proteger los datos de los deudores y cumplir con las regulaciones de privacidad.

 

Puedes leer la tribuna completa publicada por Economist & Jurist a continuación: Recobro de deudas 2.0: la era de las ‘LegalTech’

Invitamos a María M. Pardo de Vera, Socia Digital y Compliance en CECA MAGÁN Abogados, a reflexionar sobre «Compliance para medianas empresas: estrategia y protección en tiempos inciertos»

Invitamos a María M. Pardo de Vera, Socia Digital y Compliance en CECA MAGÁN Abogados, a reflexionar sobre «Compliance para medianas empresas: estrategia y protección en tiempos inciertos» 150 150 Zelsior

Bajo el título «Compliance para medianas empresas: estrategia y protección en tiempos inciertos», María M. Pardo de Vera, Socia Digital y Compliance en CECA MAGÁN Abogados, nos ofrece su visión sobre cómo el compliance ha pasado de ser percibido como un gasto innecesario a convertirse en una herramienta clave para sobrevivir, crecer y atraer inversión en un entorno cada más incierto para las pymes.

María M. Pardo de Vera, Socia Digital y Compliance en CECA MAGÁN Abogados

Del “no quiero gastar” a que se convierta en una herramienta clave para sobrevivir, crecer y atraer inversión.

Cuando hablamos de compliance muchas medianas empresas lo perciben todavía como un tema de multinacionales o grandes empresas. Algo complejo, costoso y que no aporta valor, sólo gasto. Incluso, en ocasiones, vinculado a escándalos televisivos que “no van con ellas”. Sin embargo, esta visión empieza a quedarse obsoleta, especialmente en un contexto económico bastante incierto para las empresas, donde la supervivencia y la competitividad empresarial exigen anticipación, prevención y muchas dosis de confianza.

El cumplimiento normativo ya no es solo una exigencia legal. Es un activo estratégico. Y para la mediana empresa, puede ser mucho más que una obligación, puede ser el salvavidas y un motor de atracción de inversión.

De la sanción a la oportunidad. Un cambio de enfoque

En los últimos años hemos vivido un cambio de paradigma. El compliance ha dejado de verse como una lista de prohibiciones y de burocracia frente a multas y se entiende cada vez más como una herramienta de gestión del riesgo y de reputación corporativa. La cultura de cumplimiento se vincula, además, con la ética, la sostenibilidad y la transparencia de las empresas. Este nuevo enfoque permite a las empresas que lo adoptan demostrar solidez, previsión y compromiso con las reglas del juego. Y esto, en un entorno donde los fondos, los inversores y los socios de negocio priorizan negocios confiables, puede marcar la diferencia.

La resistencia más habitual en el middle market es una cuestión práctica: “No tenemos tiempo ni recursos”, “No es prioritario” “Es un gasto superfluo para nosotros”. Y sin embargo, cada vez es más habitual que una mediana empresa sufra un ciberataque, una brecha de protección de datos, una inspección de trabajo, una denuncia por acoso o que se enfrente a un conflicto penal derivado de decisiones de empleados o proveedores.

En estos casos, no tener un programa de compliance puede hacer que la empresa no sólo afronte sanciones económicas y/o penales, sino que pierda valor, reputación y oportunidades comerciales. Incluso puede poner en riesgo su viabilidad si no logra justificar su diligencia.

La solución: programas de compliance realistas, útiles y escalables

La buena noticia es que el compliance no tiene por qué ser un traje a medida carísimo. Hoy existen programas ajustados a la realidad de las pymes, que:

  • Evalúan los riesgos reales de su sector y operaciones.
  • Priorizan las áreas críticas: penal, laboral, protección de datos, competencia.
  • Establecen canales éticos sencillos y eficaces.
  • Incorporan medidas tecnológicas accesibles.
  • Forman a las personas clave en lenguaje claro.
  • Y, sobre todo, permiten reaccionar de forma ordenada en caso de problemas.

Un buen programa no lo protege todo, pero deja un rastro de diligencia, de cultura organizativa y de control. Y eso, cuando llegan las turbulencias, es como llevar cinturón de seguridad, airbag y un copiloto que no entra en pánico.

El compliance como plan B… y plan A

En los últimos meses he trabajado con empresas medianas que se han encontrado en situaciones límite: una investigación penal por una incorrecta gestión medioambiental, una denuncia laboral de acoso, un conflicto entre socios o una auditoría de un fondo interesado en invertir.

En todos los casos, tener un programa implementado (no de maquillaje, como se dice), aunque sea básico, ha marcado la diferencia: nos permitió presentar documentos, demostrar actuaciones preventivas, justificar decisiones y activar protocolos que evitaron un impacto mayor.

A veces, literalmente, ha sido el salvavidas que evitó que la empresa se hundiera. En otros casos, fue lo que permitió cerrar una ronda o una venta con éxito.

¿Por dónde empezamos?

Para una mediana empresa que quiera implantar un programa de cumplimiento real, la clave está en empezar por lo esencial, sin pretender cubrirlo todo de golpe:

  • Evaluación de riesgos legales y reputacionales.
  • Código ético.
  • Procedimiento de denuncias internas, adaptado a la Ley 2/2023.
  • Protocolos clave en función de la actividad (conflicto de interés, política de regalos, anticorrupción, etc.).
  • Acciones de concienciación y formación.
  • Designación de una persona (interna o externa) que acompañe y revise el sistema.

El objetivo no es obtener un certificado o cumplir una moda, sino tener un sistema que ayude a la dirección a tomar decisiones informadas, cumplir la ley y cuidar a su equipo y su reputación.

Compliance no es solo defensa, es continuidad de la empresa

En un mercado competitivo e inestable, la confianza lo es todo. Y el compliance bien entendido transmite profesionalidad, madurez y visión a largo plazo.

Para la mediana empresa, un programa de compliance no es un lujo ni una carga: es su seguro jurídico preventivo, su garantía de que está preparada para afrontar riesgos, tomar decisiones con respaldo y demostrar diligencia ante terceros.

Implementar un programa así no es tener miedo: es demostrar que se está listo para lo que pueda venir.